lunes, 14 de abril de 2025

Sanando los silencios ancestrales - 1 era entrega La génesis de la búsqueda

Sanando los silencios ancestrales... una frase que resuena profundamente en mi corazón y que da inicio a este viaje. En esta primera entrega, quiero compartir con ustedes la interiorización  la génesis de esta búsqueda que   me ha llevado desde la rutina de mi vida en Bogotá hasta uno de los  destino cargados de historia familiar: Ocaña. 

"A veces me pregunto si fui más feliz cuando no sabía que lo era, cuando correr descalzo por el patio era un acto de libertad, y el mundo entero cabía en la risa de mi madre desde la cocina". Mario Vargas llosa
Autoretrato Genealogía-Descendientes de alemanes en Colombia
Autoretrato,2020










Llegué a Bucaramanga el miércoles 20 de noviembre de 2024 a las 10:30 a. m., procedente de mi ciudad, Bogotá. Mi destino final era Ocaña, uno de los lugares clave en esta historia. Aquel día tomé un vuelo de Avianca tras esperar una hora en el Aeropuerto El Dorado, donde desayuné, revisé algunos correos y avancé en uno de mis proyectos como arquitecto independiente. Hablé con mi esposa, quien, como buena representante de la generación Y, conserva junto conmigo la cada vez más extraña costumbre de hablar, y no chatear, a través de un teléfono. Ella me ha acompañado como un ángel en estos últimos años de duras enseñanzas, y fue quien había comprado mi boleto dos días antes.

Al subir al avión, vi con alegría que mi asiento era el de la ventanilla, desde donde pude disfrutar de lo que más me gusta cuando vuelo: la geografía colombiana desde las alturas y sus incontables tonos de verde, a los que tomé fotos que edité mientras analizaba esa mezcla de emoción y melancolía que me han acompañado en los últimos años. Una melancolía que no solo estaba presente desde la partida de mi madre, a quien amaba profundamente, sino también por ese sentimiento indescriptible que comienza a sentirse después de los 40 años, cuando intuyes que el mundo donde vives ahora ha cambiado de forma inexorable y que ese cambio también se refleja en ti y en el pequeño mundo que te rodea, para bien y para mal.

Siempre que estoy inmerso en ese sentimiento, mi "yo superior" me lleva inexorablemente a mi infancia, cada vez más lejana, y me muestra las casas que me vieron crecer, sus patios, sus habitaciones, las sombras que dibujaban en sus muros y pisos la luz que entraba en las primeras y últimas horas de las tardes, y que hacía que ese momento se impregnara en mi cerebro para siempre. En esa meditación espontánea, recordé el motivo de este viaje y la génesis de este motivo: la curiosidad, desde que tenía uso de razón, por saber quién fue el padre de mi padre, mi abuelo paterno.

Genealogía-Descendientes de alemanes en Colombia
Saliendo de Bogotá
Siempre vi a mi padre con amor, pero también con respeto y distancia. Un hombre alto, de 1.80 de estatura, de tez muy blanca, delgado y de pocas palabras, que era un hombre de hechos: no daba un abrazo, pero me compró un violín Stradivarius para aprender a tocarlo en el colegio; no me felicitaba por nada, pero me compraba la mejor de las bicicletas BMX (una Mongoose azul cromado) traída desde el exterior. Sin embargo, eran muy pocas las palabras que cruzaba conmigo; jamás hablaba de su madre o de su padre, muy a diferencia de mi madre, quien desde muy temprano me contaba historias de mi abuelo Teótimo, de mi abuela Silvia, y con quien, junto a mis tías, tíos y primos, compartimos algunas navidades. Este silencio sepulcral y la dureza de carácter de mi padre avivaron mi curiosidad por saber qué o quién eran los culpables de lo que yo percibía como falta de amor hacia mí.

Genealogia-Colombia
Colombia desde el cielo

Hacia el año 2019, estaba yo frente a mi computador buscando en YouTube un tutorial sobre el manejo de un programa especial de arquitectura bioclimática. Como ya es habitual, una publicidad interrumpió el video; era un anuncio muy emotivo de cómo, por medio de pruebas de ADN, se podían encontrar familiares desconocidos o perdidos en el propio árbol familiar. Sin dudarlo, abrí otra ventana en el navegador, busqué la empresa y compré uno de sus kits para realizarme la prueba. Este kit llegó un mes después y tuve que enviarlo de vuelta a los laboratorios de la empresa en los Estados Unidos.

Esperé dos meses más para conocer mis orígenes étnicos y poder encontrar un "match" con alguien que fuera un familiar mío y que me llevara a mi meta: encontrar a mi abuelo. Los resultados estaban dentro de lo que se considera normal para Colombia: mezcla indígena, europea y africana. Nada raro, pero cuando vi las regiones de Europa que aparecían en mis resultados, con sorpresa detallé un componente que, en mi opinión, nada tenía que ver conmigo y que consideré un error de la prueba: un porcentaje de mi origen era escandinavo (😳???). Lo extraño del resultado no me decía nada aparte de lo que yo consideraba un error, por lo que sentí algo de frustración, olvidé la investigación por un tiempo y me concentré en mis tareas profesionales. 

Así divagaba mi mente, inmersa en las brumas del recuerdo, cuando una voz,  me trajo de vuelta al presente: "Señores pasajeros... estamos próximos a aterrizar en el aeropuerto Palogrande de la hermosa ciudad de Bucaramanga..." Continuara en la próxima entrega.


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